El término testamento vital se refiere al documento escrito por el que un ciudadano manifiesta anticipadamente su voluntad -con objeto de que ésta se cumpla en el momento que no sea capaz de expresarse personalmente- sobre los cuidados y el tratamiento de su salud o, una vez llegado el fallecimiento, sobre el destino de su cuerpo o de los órganos del mismo.
Vaya, os preguntaréis ¿después de tanto tiempo sin aparecer por el blog y nos vienes con éste tema?
Pues sí, así es la vida. Y hoy me he despertado pensando en lo contrario...en la muerte...concretamente en la mía.
Y es gracioso pensar en ella y en cómo uno la encara. Antes sólo pensar en dejar este mundo me hacía llorar... ahora (dicen que es la madurez) lloro por otras causas.
Y uno también piensa en si llorar es bueno (dicen algunos que sí) pero también hasta de eso me canso.
Y si vuelvo al tema que nos ocupa, el testamento vital, lo primero que escribiría en el mío es que no quiero que me muestren muerta, por varias razones:
1.- si una ya no es muy agraciada en vida... ni me imagino cómo seré de muerta
2.- si, en todo caso, encontrara un buen maquillador/a que haga milagros... sería un fastidio estar más guapa muerta que viva... jo!
3.- Ahí lo más importante, y eso sí lo dejaré escrito en un testamento vital legal, pretendo, quiero y exijo la donación de los órganos que todavía puedan servir. Por ello, lo que quede de este cuerpo serrano no será para una foto.
Siguiendo con el punto 3. Una vez convertida en despojos quizás lo mejor sea la incineración, pues no tendrá mucho sentido conservar lo que quede... y si aún no se ha escapado mi alma (seguro que lo habrá echo corriendo en cualquier oportunidad) entenderá que no hay cosa mejor que hacer que concertirse en cenizas.
Retomamos la definición y sacamos: [...]la voluntad se cumpla en el momento que no sea capaz de expresarse personalmente. Ahí también hay miga... ¿llegará un momento en que no sea capaz de expresarme? y me entra la risa... ya me llegó ese momento... tantas veces hablo y ni sé lo que digo, o digo lo que no debo, o digo y olvido... o -lo que es peor- callo lo que debo decir; todo esto sin faltarme la "conciencia".
Entonces ¿qué es la conciencia? ¿para qué sirve?¿es necesaria?: respuesta... sí, vale para sentir culpa. Y siempre hay culpa. Piensa en algo que haces/has hecho y verás como hay algo que no está bien... culpa! Así que cuando ya no tenga "mis facultades para una correcta comunicación" haré lo mismo que ahora, pero sin culpa.
En mi testamento vital tampoco tendría mucho más que escribir. Una piensa en su legado: en lo material o económico tampoco hay nada que testar.
Y como pasó con el poema de Lope, ya tengo hecho mi testamento vital!
Es una pena... pues ahora tengo que volver a la vida real y pensar en ella antes de morirme...eso sí que es difícil... sobre todo cuando esa conciencia no te permite pensar, discernir, barajar posibilidades, decicir... [o ¿será que la conciencia lo tiene claro y tú la quieres engañar? disonancia cognitiva le llaman los expertos; un marrón, en leguaje coloquial]
Fdo. AMALIA PÉREZ O TERO
5 comentarios:
Vaya, Amalia, para estar adormecida durante meses; podrías hacer un testamento mortal así combates la disonancia y jugando con las palabras quizás encuentres respuesta a tus dudas.
¡A cuidarse toca!
no dejes de escribir!
Amalia, DX!
llámame, te llamo... nos llamamos. Tengo ganas de verte.
Belén
Eh! gracias por vuestra preocupación (y vuestros mails). No es para tanto, es un simple testamento y un momento complicado en mi vida. ;)
Os cuelgo algo más divertido? o por lo menos más alegre...venga, va en la siguiente entrada.
Hola. Acabo de entrar en tu blog. Me gusta y también me gusta esta entrada. Es interesante pensar en estas cosas de las que no estamos habituados. Y lo haces en un tono que me gusta.
Pues enhorabuena por tu blog y sigue escribiendo en él, entraré a leerlo a menudo.
Encantado de caer por aquí.
Enrique.
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