Quizás cuando uno va haciendo consciente las primaveras que tiene encima, perciba un pequeño y fantástico cambio de fase: puede ser que deje en segundo plano el investigar qué le gusta, qué le gustaría hacer, explorar el mundo para poder conocerlo mejor y así conocerse a mí mismo.
Quizás ese insignificante cambio permita acceder a lo que uno ya sabe, aquello que quiere, cómo, cuándo y lo que le gusta…
Pues ahora toca disfrutarlo…
Caminar y pisar fuerte en el camino, dejar huella y disfrutar del paisaje.
¡Disfruten amigos!
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