domingo, 8 de mayo de 2016

Iluminados. De fantasmas que retornan y despedidas imperfectas.

Quedan en la mochila del pasado muchos recuerdos guardados. 
Los que más pesan son, quizás, los recuerdos inacabados, ficticiamente inacabados. 
En realidad ese recuerdo tuvo su propio fin, 
pero ni el recuerdo ni su final nunca tuvieron que entrar en tu mochila.
O eso pensabas tú.
¿Es ahora lo que piensas?

Los finales, en ocasiones, tienen despedidas.
Sí: Las despedidas nunca son perfectas y siempre son tristes.
Y lo más probable es que nadie te advierta de lo que pasará en el futuro.
Sólo tu mochila te dará pistas y tu ceguera no dejará que las veas.

Los fantasmas te iluminan.
¿De verdad crees en fantasmas?




Hoy vinieron los fantasmas se llevaron el sofá y tu hueco en mi colchón. No han dejado casi nada... que ahora estás pero no estás y yo estoy pero no estoy. Y nos dio un poco de pena, pero daba un poco igual;
nos pusimos a reír, nos sentamos a la mesa 
y cuando me diste la sal yo me di cuenta por fin. Van a quedarme muchas cosas que decirte, pero esta despedida es imperfecta, las despedidas nunca son perfectas 
y siempre son tristes. Hace dos años por estas mismas fechas, te conocí, me conociste. No me advertiste: dentro de dos años 
nos pondremos tristes. Cuando vuelvan los fantasmas, 
que se queden a cenar y te vienes tu también. Que el derrumbe de mi casa va a ser pronto ya verás que espectáculo va a haber. Te tengo aquí mismo delante de mí y no sé donde estarás, van a quedarme muchas cosas que decirte pero esta vez despedida es imperfecta. Las despedidas nunca son perfectas 
y siempre son tristes.
Hace dos años por estas mismas fechas, te conocí, me conociste. No me advertiste: dentro de dos años 
nos pondremos tristes.
Y aunque ahora somos nuevamente dos extraños, hay un motivo por el que nos conocimos, y si está escrito que no tenemos que separarnos, 
nos volveremos a encontrar, en el destino iluminados, nos volveremos a abrazar iluminados por el pasado.